4 claves de un buen diseño de empaque
¡Saludos, amigos! En el blog anterior les contamos un poco sobre el diseño de empaque (packing design) y la importancia de la coherencia visual en el diseño de una marca. Bueno, en esta oportunidad venimos con más y ahora les vamos a contar cuáles son esos factores que hacen que un diseño de empaque más que ser atractivo al ojo, sea efectivo y cumpla los objetivos de mercadeo y ventas de tu negocio.
Un buen diseño de empaque debe:
Ser sencillo.
Y aquí aplica la regla: menos en más. Ten en cuenta que nuestro cerebro es perezoso, le gustan los diseños simples y directos que no impliquen un procesamiento extra de información y y tenga que invertir más energía de la necesaria. Un diseño simple, siempre superará con creces a un diseño complicado y cargado. Cuanto más sencillo, mejor es más fácil de recordar.
Debe ser equilibrado
Todos los elementos dentro del empaque o etiqueta deben tener un orden de lectura, y no hablamos solo al texto. Los gráficos, el logo, los iconos, todo debe tener un equilibrio visual. Se debe incluir la información justa y necesaria dando relevancia al mensaje que quieres que tu cliente reciba de primero, de segundo, y el resto de información menos relevante pero igualmente necesaria. Un exceso de imágenes, iconos u otros elementos pueden confundir o desorientar a los consumidores. El mundo está lleno de empaques mal diseñados y recargados. Que el tuyo, no sea uno de esos.
El material debe ser de calidad
Si tu producto es de calidad, es muy importante que tu envase, etiqueta o packing también lo sea. Congruencia, ¿recuerdas? El amor entra por la vista, esa es la primera impresión, y ¡vaya! que la primera impresión cuenta. ¿Qué tanto? Puede marcar una gran diferencia en la decisión de compra y en volver a comprar hasta convertirse en un cliente fiel a tu marca. Un buen packing aporta exclusividad y valor.
El empaque debe ser funcional
Suena obvio pero a muchos diseñadores se les ha olvidado. El envase debe ser fácilmente manipulable por parte del comprador. Debe poder abrirlo, transportarlo, apilarlo o desecharlo de forma cómoda y sencilla. Un empaque demasiado grande, demasiado pequeño, difícil de abrir es una pesadilla que puede disuadir a tus clientes de comprar tu producto. Facilítale el trabajo.
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Estos consejos pueden parecer demasiado evidentes. Pero no tienen idea de los muchos dolores de cabeza que tú, como emprendedor o dueño de una empresa, te puedes ahorrar. Por los momentos, esperamos que les sean útiles, los pongan en práctica y pienses en el futuro de su empresa y su producto.
¡Nos vemos pronto!